miércoles, 22 de diciembre de 2010

Un año de nuestra Emilia


Acabas de cumplir un año. Difícil para ti pues has tenido que lidiar con tu alergia alimentaria que te demanda parte importante de tu energía; pero igual te veo alegre y feliz, con tu madre quien te ha dedicado lo mejor de ella (y, a la pasada, te ha convertido en una consentida total), junto a tu padre, y también junto a tu hermano.

Pero lo fundamental es que ya tienes un año y eres una niña hermosa y feliz. Que la vida te sea más leve y que la felicidad siga acompañando tus pasos.

te ama

tu tata

lunes, 8 de marzo de 2010

Para Emilia


Emilia, mí esperada Emilia:

A minutos de haberte conocido; con esa hermosa boca de frutilla, que me hacia recordar 36 años atrás cuando conocí a mi maravillosa Pamela, tu madre; me entere, que serias Emilia Pamela.

Todos estábamos ahí, desde el día antes, solo faltaba tu primo David y te acompañamos durante cuatro hermosos días en Calama. Han pasado ya más de dos meses de tu asomo al mundo, del comienzo de tus días en esta vida; has deambulado de Calama a Santiago y Santiago a Coya. Te hemos acurrucado, te hemos cuidado y sobretodo te hemos amado.

Ahora que ya estas a punto de volver a Calama escribo para ti; mi querida Maga, que has llenado mi corazón de alegría y me has suavizado, tanto y tanto, el alma.

Emilia tendremos que inventar o más bien tejer como las arañitas una buena, suave y firme tela, para poder comunicarnos, para que lleguen mis palabras de aliento cuando las necesites; para darte un vaso de agua cuando tengas sed, y para abrazarte cuando te sientas sola.

Como hago hermosa Maga que apenas vengo conociéndote, para ser parte presente en tu vida, ahora que tu Mamá, puso mi mano sobre tu cabeza.

Ella me ha encomendado la tarea de ser abuela, tal vez la mas noble que me hayan convocado después de haber sido madre, acompañar tu vida y quererte, quererte mucho, quererte tanto que sea una fiesta cuando me llames, sacarte a mi jardín y mostrarte mis flores en días de sol, curarte mas de alguna herida, leerte un cuento que te haga dormir en mis brazos.

Te confieso que he sido abuela dos veces antes que de ti, de tu hermano, Tomas, bueno como el pan, que se conmueve con solo mirarte, al que veo menos de lo que quisiera y debiera; de tu primo David, que con tanta delicadeza y siempre con una sonrisa en sus labios, te acaricia, ahí pongo mis mejores esfuerzos tratando que la distancia en kilometros se achique, a nada, cosa que cuando llega a nuestros corazones, podamos siempre sentirnos.. No quiero que esto me vuelva a pasar, pero no puedo estar segura. Me gustaría siempre poder contenerte, especialmente en aquellos días en que nada brille a tu alrededor.

Y este un párrafo especial para mi querida, dulce y silenciosa Naira, es mi otra nieta ella viene en camino, presurosa; será tu compañera de juegos y travesuras, tu cómplice de aventuras; a llegado de sorpresa a nuestra familia, pero la siento aquí tan cerquito, que en la noche cuando cierro los ojos y le pido a Dios por ella…casi la veo.

Promete Emilia, que sabrás hacerme reír, de la misma manera que como yo lo hago contigo, maravillosa niña. Te esperan días y noches impredecibles, ojalá colores vivos y buena gente en el camino.

No me esforzare por imponerte gustos o hobbys, pero me encargare que un libro nunca te falte y que en algún muro de tu pieza cuelguen fotografías de retratos. Un día apreciarás, un día aprenderás a leer, un día querrás estoy segura, que te lleve de viaje al mar o a la montaña, a ver las agitadas aguas del rió y sentarnos en una piedra a escuchar como nos habla la naturaleza.

Emilia recordarnos será una manera de estar la una con la otra. Quiero que en nuestras vidas los sentidos hagan su trabajo, que así como un día recupere el aroma de mi casa de niña en donde estaba muchas veces acompañada de mi abuelita, tú también puedas olfatear mi piel en la distancia. Quiero que ha tu piel no le falte emoción. No te ofrezco bienes porque no los tengo. Prefiero obsequiarte palabras, fotografías, gestos y escenas que atesorasen esa memoria privilegiada que hoy recién comienza a ocuparse.

Ojalá no pierdas la capacidad de asombrarte, Emilia; ojalá descubras por ti misma nuevos placeres mundanos, ejercites la curiosidad y siempre cultives la amistad. Mientras tenga energía y salud, formaras parte de mi paisaje vital, y habrá un día en que veremos juntas algún amanecer. Olvidaremos el mal genio de estas mujeres cuando las despiertan y Tu, ¿me dejarás despertarte esa madrugada con los primeros cantos de los pájaros, para entre sueños saludar el milagro de un nuevo día de vida?

Un día Emilia, espero, encontraras en el recuerdo, sin buscarlo, sin que lo llames, gratuito, un episodio de cariño y amor que nos reúna. Quiero que sepas en ese momento donde sea que me encuentre, compartiré contigo la felicidad de este gran regalo que me ha hecho tu madre…mi bella hija.